lunes, 4 de abril de 2016

Cuatro problemáticas de los cómics en el aula



Ilustración de Ryan Sook

Recupero este artículo, publicado hace ya tres años en la anterior encarnación de este blog. La temática y las propuestas que menciono siguen de constante actualidad para quien suscribe, si bien el segundo punto (esto es, el prejuicio con respecto al medio) ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Los amantes de los cómics y de las posibilidades educativas que ofrece el medio estamos de (relativa) enhorabuena.
Seguimos echando de menos mejorías en el resto de los apartados.

Dentro de las diferentes formas de aplicación que tiene el cómic en el aula, voy a referirme a su uso como “fuente de información” en la materia que imparto, es decir: Geografía e historia de ESO y Bachillerato.

Muchos somos los profesores que, tarde o temprano, optamos por recomendar algún tebeo a nuestros alumnos. Sea de forma curricular o extracurricular (esto es, como lectura obligatoria de la asignatura, como sugerencia para refuerzos y ampliaciones del temario y como recurso bibliográfico para preparar los exámenes, realizar algún trabajo o contestar algún tipo de ejercicio) 

La mayoría de los compañeros suelen incluir los cómics dentro de  listas con sugerencias para las vacaciones. Y lo hacen porque las viñetas presentan un abanico muy amplio, perfectamente compatible con la novela juvenil y de aprendizaje.
Sin embargo, a la hora de proponer la lectura de historietas he detectado, al menos, cuatro problemas que dificultan el camino al profesor trillado..A saber:

1. La deficiente apuesta de las editoriales educativas por el cómic.
Los libros y las lecturas obligatorias que los profesores proponemos a los chavales forman parte de un mercado separado de los cánones tradicionales del mundillo comiquero. Lejos de encontrar cómics de renombre entre las novedades de cualquiera de las editoriales especializadas, es habitual toparnos con trabajos realizados por ilustradores (muchos de ellos con cierto renombre) relacionados directamente con los tebeos. Suele tratarse de encargos alimenticios, donde el dibujante forma parte de un engranaje formado por pedagogos, expertos en educación y agentes del mundillo editorial. Huelga decir que se detecta en los catálogos cierta “apreciación estética” por el cómic, pero nunca una apuesta seria. Por poner un ejemplo: durante los primeros años de la invasión manga proliferaron los materiales ilustrados que, tratando de parecer “cool” y cercanos al público joven, adoptaban rasgos propios del mundillo nipón, pero más allá de todo esto, todavía andamos deseando una editorial seria, capaz de apostar por las viñetas como medio de comunicación en el aula.

2. Los prejuicios de las personas ajenas al mundillo (entre las que incluyo a la mayoría de los padres)
El tebeo forma parte de nuestras vidas. Empezamos a relacionarnos con él desde muy pequeños, y suele suceder por voluntad propia. Es un vehículo de evasión. Lo ha sido siempre. 
En este sentido, si bien la mayoría de los padres y compañeros evocan la lectura de historietas como algo placentero, algo agradable y positivo, subsiste en nuestra sociedad la idea de que estos adjetivos no pueden ser aplicados a un texto educativo. Los chavales han de pelearse con un libro, necesitan tragarse un buen mamotreto y, a ser posible, deben empezar por algún clásico árido y espeso. ¿Leer tebeos? ¡Si son divertidos! ¡Si estimulan la imaginación! Por increíble que parezca, todavía hay quien arquea las cejas cuando descubre a alguno de mis alumnos realizando un trabajo de ampliación con un tebeo de Astérix. Imagino que debería proponerles la lectura de la Iliada (a ser posible en verso helénico), pero... ¿hace falta enumerar aquí todo el aprendizaje que puede extraerse de los lápices de Uderzo y la genial pluma de Goscinni?

3. La dificultad de incorporar el tebeo al currículum de cada asignatura.
Este aspecto es bastante controvertido, lo reconozco. Entiendo que, como profesor de historia, puede resultar sencillo recomendar algún tebeo, pero no es así. Ni en broma. 
En ocasiones tengo verdaderas dificultades a la hora de encontrar algún cómic que se acople al currículum de mi asignatura, máxime cuando ésta abarca toda la Educación Secundaria Obligatoria y los dos cursos del Bachillerato. Pero merece la pena devanarse un poco los sesos, pues abundan las sorpresas. He visto profesores de economía que proponían “Obélix y compañía” a sus alumnos, compañeros de física y química que utilizaban los cómics de superhéroes como base para realizar divertidos experimentos con los chavales. Incluso encontré a un profesor de filosofía que llegó a centrar su explicación de las escuelas helénicas en las páginas de “Epicurus el Sabio”. Ninguno de los ellos era lector enfervorizado de tebeos. Se trataba de educadores que buscaban la mejor forma de sorprender a sus alumnos.

4. El elevado precio de los tebeos
Seamos sinceros: los cómics son caros. Si para un aficionado medio suponen un desembolso considerable cada mes, no quiero imaginar lo que debe pensar un chaval que recibe cinco euros de paga semanal y quiere introducirse en el mundillo.
Es cierto que obras como “Maus”, como “Watchmen”, como las primeras tiras de Snoopy, resultan una fuente de aprendizaje tan rica que jamás llega a colmarse, pero hoy por hoy nuestros alumnos solo pueden acceder a ella de dos formas: por medio de préstamos en las bibliotecas o confiando en la generosidad de algún familiar que los atesora en su estantería particular como oro en paño y salta de terror ante la sola idea de que su sobrino adolescente pueda interesarse por lo que hay en ella.

Como docente echo en falta una mayor apuesta por ediciones económicas para mis alumnos. Necesito ediciones de cómics que vengan complementadas con cuadernillos de actividades, con recursos didácticos. Queda mucho camino por recorrer, pero no cabe duda de que mientras tanto... seguiré leyendo tebeos.

2 comentarios:

  1. https://historiaycomic.wordpress.com/
    http://www.profesorfrancisco.es/2009/11/historia-en-comic.html
    http://historietasdehistoria.blogspot.com.es/
    (por si acaso)

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  2. Muchas gracias Pepo.
    Conocía las tres páginas que mencionas y creo que hay mucho árbol donde agarrarse.
    El día que alguien se tome en serio conjugar cómic y educación en unas jornadas o algo así va a ser la monda.

    P.

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