Las palabras se quedan cortas cuando uno amanece con una monstruosidad en todos los noticiarios. Una monstruosidad que nos pilla bastante cerca, no en millas y kilómetros, no en idioma, costumbres y usos horarios: llevo todo el día pensando que cualquiera de las víctimas de esta canallada inenarrable podía ser un alumno mío.
Educación para la paz.
Educación para el Desarrollo.
Educación para que los chavales dentro de nuestras aulas comprendan la necesidad de poner fin al horror.
Hoy todos mis alumnos estaban en Manchester.
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