Imposible no sentir tristeza ante la triste noticia de la jornada: Jiro Taniguchi nos ha dejado.
Un autor tan brillante, un narrador tan increíblemente dotado como él no se descubren todos los días. Y yo todavía recuerdo lo mucho que me emocioné leyendo "El almanaque de mi padre", la primera de sus obras que tuve el placer (inmenso placer) de disfrutar.
Con el tiempo vinieron la melancolía de "Barrio lejano", "Un zoo en invierno", "El caminante"... y lo que constaté con esa carta de amor que había leído, poco a poco fue corroborándose: Tanaguchi amaba la vida. Es más, quería que nosotros la amásemos de igual forma.
Sin duda alguna, se va un maestro.
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