Ilustración de Ryan Sook |
Recupero este artículo, publicado hace ya tres años en la anterior encarnación de este blog. La temática y las propuestas que menciono siguen de constante actualidad para quien suscribe, si bien el segundo punto (esto es, el prejuicio con respecto al medio) ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Los amantes de los cómics y de las posibilidades educativas que ofrece el medio estamos de (relativa) enhorabuena.
Seguimos echando de menos mejorías en el resto de los apartados.
Dentro de las diferentes formas de aplicación que tiene el cómic en el
aula, voy a referirme a su uso como “fuente de información” en la materia que
imparto, es decir: Geografía e historia de ESO y Bachillerato.
Muchos somos los profesores que, tarde o temprano, optamos por
recomendar algún tebeo a nuestros alumnos. Sea de forma curricular o
extracurricular (esto es, como lectura obligatoria de la asignatura, como
sugerencia para refuerzos y ampliaciones del temario y como recurso
bibliográfico para preparar los exámenes, realizar algún trabajo o contestar
algún tipo de ejercicio)
La mayoría de los compañeros suelen incluir los cómics dentro de
listas con sugerencias para las vacaciones. Y lo hacen porque las viñetas
presentan un abanico muy amplio, perfectamente compatible con la novela juvenil
y de aprendizaje.
Sin embargo, a la hora de proponer la lectura de historietas he
detectado, al menos, cuatro problemas que dificultan el camino al profesor
trillado..A saber:
1. La deficiente apuesta de las editoriales educativas por el cómic.
Los libros y las lecturas obligatorias que los profesores proponemos a
los chavales forman parte de un mercado separado de los cánones tradicionales
del mundillo comiquero. Lejos de encontrar cómics de renombre entre las
novedades de cualquiera de las editoriales especializadas, es habitual toparnos
con trabajos realizados por ilustradores (muchos de ellos con cierto renombre)
relacionados directamente con los tebeos. Suele tratarse de encargos
alimenticios, donde el dibujante forma parte de un engranaje formado por
pedagogos, expertos en educación y agentes del mundillo editorial. Huelga decir
que se detecta en los catálogos cierta “apreciación estética” por el cómic,
pero nunca una apuesta seria. Por poner un ejemplo: durante los primeros años
de la invasión manga proliferaron los materiales ilustrados
que, tratando de parecer “cool” y cercanos al público joven, adoptaban rasgos
propios del mundillo nipón, pero más allá de todo esto, todavía andamos
deseando una editorial seria, capaz de apostar por las viñetas como medio de
comunicación en el aula.
2. Los prejuicios de las personas ajenas al mundillo (entre las que
incluyo a la mayoría de los padres)
El tebeo forma parte de nuestras vidas. Empezamos a relacionarnos con
él desde muy pequeños, y suele suceder por voluntad propia. Es un vehículo de
evasión. Lo ha sido siempre.
En este sentido, si bien la mayoría de los padres y compañeros evocan
la lectura de historietas como algo placentero, algo agradable y positivo,
subsiste en nuestra sociedad la idea de que estos adjetivos no pueden ser
aplicados a un texto educativo. Los chavales han de pelearse con un libro,
necesitan tragarse un buen mamotreto y, a ser posible, deben empezar por algún
clásico árido y espeso. ¿Leer tebeos? ¡Si son divertidos! ¡Si estimulan la
imaginación! Por increíble que parezca, todavía hay quien arquea las cejas
cuando descubre a alguno de mis alumnos realizando un trabajo de ampliación con
un tebeo de Astérix. Imagino que debería proponerles la lectura de la Iliada (a
ser posible en verso helénico), pero... ¿hace falta enumerar aquí todo el
aprendizaje que puede extraerse de los lápices de Uderzo y la genial pluma de
Goscinni?
3. La dificultad de incorporar el tebeo al currículum de cada
asignatura.
Este aspecto es bastante controvertido, lo reconozco. Entiendo que,
como profesor de historia, puede resultar sencillo recomendar algún tebeo, pero
no es así. Ni en broma.
En ocasiones tengo verdaderas dificultades a la hora de encontrar
algún cómic que se acople al currículum de mi asignatura, máxime cuando ésta
abarca toda la Educación Secundaria Obligatoria y los dos cursos del
Bachillerato. Pero merece la pena devanarse un poco los sesos, pues abundan las
sorpresas. He visto profesores de economía que proponían “Obélix y compañía” a
sus alumnos, compañeros de física y química que utilizaban los cómics de
superhéroes como base para realizar divertidos experimentos con los chavales.
Incluso encontré a un profesor de filosofía que llegó a centrar su explicación
de las escuelas helénicas en las páginas de “Epicurus el Sabio”. Ninguno de los
ellos era lector enfervorizado de tebeos. Se trataba de educadores que buscaban
la mejor forma de sorprender a sus alumnos.
4. El elevado precio de los tebeos.
Seamos sinceros: los cómics son caros. Si para un aficionado medio
suponen un desembolso considerable cada mes, no quiero imaginar lo que debe
pensar un chaval que recibe cinco euros de paga semanal y quiere introducirse
en el mundillo.
Es cierto que obras como “Maus”, como “Watchmen”, como las primeras
tiras de Snoopy, resultan una fuente de aprendizaje tan rica que jamás llega a
colmarse, pero hoy por hoy nuestros alumnos solo pueden acceder a ella de dos
formas: por medio de préstamos en las bibliotecas o confiando en la generosidad
de algún familiar que los atesora en su estantería particular como oro en paño
y salta de terror ante la sola idea de que su sobrino adolescente pueda
interesarse por lo que hay en ella.
Como docente echo en falta una mayor apuesta por ediciones económicas
para mis alumnos. Necesito ediciones de cómics que vengan complementadas con
cuadernillos de actividades, con recursos didácticos. Queda mucho camino por recorrer, pero no cabe duda de que mientras tanto... seguiré leyendo tebeos.
https://historiaycomic.wordpress.com/
ResponderEliminarhttp://www.profesorfrancisco.es/2009/11/historia-en-comic.html
http://historietasdehistoria.blogspot.com.es/
(por si acaso)
Muchas gracias Pepo.
ResponderEliminarConocía las tres páginas que mencionas y creo que hay mucho árbol donde agarrarse.
El día que alguien se tome en serio conjugar cómic y educación en unas jornadas o algo así va a ser la monda.
P.