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sábado, 26 de marzo de 2016

Tebeos entre reclusos

Tuve la suerte de ser invitado el pasado lunes 21 de marzo a impartir un cursillo sobre Tiras Cómicas en un escenario inesperado: la prisión de Albocasser (Castellón)

De la experiencia, altamente satisfactoria, pude extraer varias conclusiones. Para empezar, me llamó mucho la atención el enorme abismo que existe entre las prisiones cinematográficas y televisivas (las únicas que conocía un servidor, evidentemente) con el moderno modelo donde impartí la clase magistral. Nada de presos vestidos con monos de colores chillones, gente lanzando fardos por los muros de la cárcel y, por descontado, nada de un gigantesco patio comunal repleto de prisioneros que se paran súbitamente cuando Andy Dufresne pincha Sull’aria… che soave zeffiretto en el tocadiscos de la biblioteca.

Fueron varios los reclusos que, inscritos en el taller organizado por la Escuela de Educación para Adultos de la penitenciaría, se acercaron a charlar sobre viñetas y bocadillos. 
Como he tratado de reflejar en esta tira cómica (dibujada en el transcurso de la sesión), un servidor andaba bastante asustado con lo que se iba a encontrar. Evidentemente, existe una diferencia sustancial entre los alumnos que me topo yo por clase y los curtidos presidiarios que empezaron a aparecer por un aula con mesas de plástico, sin mochila cargada de libros a la espalda, unos cuantos años a cuestas y la estricta vigilancia del personal penitenciario. Sin ánimo de parecer perverso, me vino a la cabeza la situación de unos cuantos de mis "chavales disruptivos" (como los llaman ahora) Espero que acaben superando ese bache llamado "adolescencia gamberra", no cometan ninguna estupidez y no acaben pagando por sus futuros errores en un lugar así, donde el tiempo pasa muy lentamente y, por desgracia, se valoran de verdad las cosas importantes.

Los casi veinte hombretones que acudieron a clase se pusieron a leer y ojear la extensa muestra de tebeos que llevaba conmigo con inusitado interés: tebeos de superhéroes, tomos manga, álbumes europeos... incluso un recopilatorio con las mejores historietas del Makinavaja (estratégicamente situado) que levantó pasiones entre los más veteranos, atento público durante la primera parte de la sesión, dedicada a explicar cómo funciona el cómic y relatar magistralmente su evolución histórica, los diferentes géneros, mecanismos, etc.
Tras una pausa para reponer fuerzas (y fumar algún que otro cigarillo), en la segunda mitad de la sesión los alumnos debían dibujar una tira cómica en A3 que será posteriormente coloreada para ser expuesta en la prisión. De nuevo me sorprendió la habilidad de algunos para el dibujo (ríete tú de Luís Royo, llegué a pensar) y la naturalidad con la que contaban historias referidas a su propia vida en tres o cuatro viñetas. Ni que decir tiene, el "slice of life" es un género muy popular entre los presidiarios. Historietas autobiográficas donde se habla de lo que hay tras los muros, se menciona la necesidad de enmienda y se saborea el anhelado día en que acaben sus condenas y puedan volver a empezar.


Porque de esto se trata al fin y al cabo. De esto trata la educación: de volver a empezar, de aprender y corregir, de admitir los errores y afrontar lo que queda por delante. 

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